LA FRASE

LA FRASE: "Buscad la belleza, es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo" (Ramón Trecet).

Tempestades y Margalida. (7 de Agosto de 2010)

Salida: Puente de Coronas (1950m).
Llegada: Picos de Tempestades (3290m) y Margalida (3241m).
Desnivel: 1400m.
Tiempo empleado: 3.30 horas sin contar paradas.

Ascensiones realizadas junto a Juan Carlos, Pedro y Andrés.

Itinerario seguido a las cimas y a la zona de vivac.

INTRODUCCIÓN:

Parece ser que Juan Carlos y yo tenemos gafado el Valle de Ballibierna ya que una vez porque se quedó dormido y esta vez por olvidarse las botas en Calatayud... las dos veces hemos tenido que  ir deprisa a Benasque y llegar justos al autobús que sube por la pista de Ballibierna. Menos mal que las dos veces pudimos hacer lo que llevábamos en mente sin cambiar de planes, esta vez tocaba unos picos conocidos, bastante altos y unidos por una cresta de las entretenidas, los picos de Tempestades y Margalida.
Dejamos el coche en Senarta, nos cambiamos rápido y nos calzamos las botas y al poco llega el bus, ya estamos preparados para dos días ascendiendo cumbres por el bonito valle de Ballibierna.

ASCENSIÓN:

Una vez que nos deja el pequeño y caro autobús en el Puente de Coronas, al lado del refugio de Ballibierna nos ponemos a andar por la conocida pista que discurre hacia el Este en todo momento.

Preparativos antes de comenzar a andar.
Caminando por la senda hacia la Pleta de Llosás.
Es GR-11 durante bastante rato, en concreto hasta que se llega a la Pleta de Llosás donde un cartel indicador señala y divide el camino en dos, uno va hacia los ibones de Ballibierna por el GR-11 y el otro se dirige al ibón Llosás.

Pleta de Llosás, con el poste marcando caminos.
Cogemos este último que atraviesa toda la pleta y luego comienza a subir fuerte aunque por poco tiempo hasta que se llega a la cubeta donde se encuentra el Ibón de Llosás, cerrado por una pared como fondo del mismo y con vistas hacia la impresionante y difícil cresta de Llosás con sus agujas esperando montañeros dignos de encaramarse a ellas.

Ibón de Llosás, con la cresta de Llosás al fondo.

Una breve parada para refrescarnos ya que la hora no es la mejor para andar pero es la que tenemos así que lo compensamos remojando las cabezas en el agua. Tras esta breve parada seguimos rumbo al Ibón pequeño de Llosás que se encuentra un poco más arriba y remontando el torrente que desciende del mismo. En la senda que muy marcada rodea este pequeño ibón decidimos parar a comer, queda todavía mucho y no pueden faltar las fuerzas aunque a mi sí me faltaron...

Alguno vino bien preparado para afrontar la dura jornada...
Ibón pequeño o superior de Llosás.
Después de comer lo que cada uno estimó oportuno decidimos subir un poco por la senda y buscar un sitio donde poder dejar gran parte del material que ahora mismo nos resulta superfluo y no hace sino maltratar nuestra espalda, así pues dejamos los sacos, aislantes, la ropa gorda de abrigo, el grueso de la comida y todo lo que sabemos que no vamos a utilizar en los picos que ascenderemos a continuación. Una vez todo escondido y bien recogido nos ponemos de nuevo en marcha, al principio se debe seguir el camino como si fuésemos al pico de Russell para aproximadamente a mitad de camino torcer hacia la izquierda y tomar dirección hacia la arista que baja del pico Tempestades. Todo esto hace un rato que no es más que un pedregal donde a veces se transita de manera más o menos decente y otras es un caos de bloques incómodo de progresar por él. 

Aparecen el Tempestades y el Margalida al fondo del caos de bloques.
Momento en el que giramos del camino al Russell hacia el Tempestades.
En este punto empiezo yo a sentirme mal, no por una indisposición ni nada de eso, simplemente mi cuerpo no puede seguir el ritmo de mis tres compañeros. Ellos van muy frescos y yo acuso el esfuerzo mucho más, todavía no sé si fue deshidratación, poca comida o el efecto de ganar altura en tan pocas horas (no obstante ese día subí prácticamente 3000m desde casa a la cima de estos dos picos) el caso es que quería llevar su ritmo pero no podía así que fui al que mi cuerpo me daba, un ritmo cansino y lento pero suficiente para no quedarme parado del todo. Poco antes de llegar a la arista del Tempestades me crucé casualmente con unos montañeros de La Almunia con los que departí unas palabras antes de seguir mi lento ritmo.

Una vez llegamos a la base de la arista, donde me esperaban mis compañeros, debemos seguir los escasos pero tampoco necesarios mojones que por unas terrazas y alguna canal nos van acercando a la cumbre.

Subiendo por la arista del Tempestades.
Hay una última canal estrecha pero nada difícil antes de la cima donde el peligro puede venir de la caída de piedras de la gente que va delante.

Última canal antes de llegar prácticamente a la cima.
Al final alcanzamos la cima del Tempestades, el esfuerzo que me ha supuesto ha sido grande pero el estar en un grande compensa. No disfruto demasiado del momento ya que aún no me encuentro fino, no me entra nada sólido y para colmo tampoco llevamos ya demasiado líquido. Andrés me ofrece un trago de su cantimplora (momento que recoge la siguiente fotografía) y eso mejora un poco mi ánimo.

En la cima del Tempestades (3290m), con el Aneto al fondo.
Hacemos las fotos de cima destacando dos lados especialmente, el que da al Aneto donde vemos la cruz de su cima y gente pululando allí arriba y el otro lado que es el que va hacia nuestro próximo objetivo, el Margalida. La cresta que desde abajo creíamos redondeada y sin complicaciones (aunque sabía que no era así) adquiere aquí un carácter fiero y desafiante, de hecho estamos en una parte de la cresta más agreste de todos los Pirineos, la que constituyen los Picos Malditos desde el Alba al Russell, "la creme de la creme" del Pirineo. Mención especial a la Salenques, territorio exclusivo de montañeros expertos y curtidos en mil batallas que diría alguno.

Vista de la cresta al Margalida y la Salenques hacia la izquierda.
Ponemos en marcha la segunda parte del programa de hoy por lo que descendemos con cuidado a una pequeña depresión que hay bajando del Tempestades. Pedro sufre calambres y tirones en una de sus piernas y decide quedarse aquí; sabia decisión por su parte habida cuenta de lo que faltaba por venir, la parte más comprometida de la cresta. Nos abrigamos un poco con el cortavientos ya que aquí se nota frío si te quedas parado, y seguimos Andrés, Juan Carlos y yo hacia el Margalida. Al principio solo son flanqueos de bloques, pasando algunos por el lado meridional...

Transitando por la parte fácil de la cresta.
...otros por encima, pero luego empieza la cosa a tomar forma, y los diedros que aparecen en el camino al Margalida no dejan otra opción que poner a prueba nuestras dotes escaladoras...

Juan Carlos y Andrés afrontando uno de los pasos delicados.
Ya hemos superado el primero de los grandes obstáculos.
Dos sitios son especialmente delicados ya que se va por el filo de la cresta con caída a ambos lados y hay que ir con mucho tiento, menos mal que la roca es muy buena.

El segundo paso comprometido, hay que pasar por la laja que hay incrustada entre las dos rocas.
Extrañas posturas y algo de agilidad nos permiten superarlos (II) y en unos minutos estamos afrontando ya los últimos metros hasta la pequeña cima del Pico Margalida.

Últimos metros hasta la cima. Grandes vistas hacia el valle.
Cima del Margalida (3241m), conseguido!!
Hacer este pico recorriendo toda la cresta que lo separa del Tempestades es una gozada, te obliga a estar concentrado en lo que haces y dejarse llevar disfrutando de este ejercicio que a veces parece ballet en las alturas, un paso aquí, otro allá, una puntera acá y la mano acullá. Tanto es así que yo ni me acuerdo de lo pasado momentos antes y me encuentro muchísimo mejor.

Ahora debemos volver a buscar a Pedro que se ha quedado con las mochilas y bajar ya de vuelta. Esto implica volver a recorrer la arista pero en el otro sentido, todo sea por disfrutar del monte...

De vuelta por la cresta otra vez.
Ya hemos pasado lo peor en nuestro retorno por la cresta.
Una vez el cuarteto reunido bajamos desde la brecha hacia Llosás, aprovechando algún nevero para descansar los pies y bajar más cómodamente. Buscamos nuestras cosas que tras unos minutos divagando sobre dónde las habíamos dejado, encontramos en breve.

Aprovecho para descansar mientras los demás ordenan sus mochilas.
 Recomponemos las mochilas con todo el material de vivaqueo y comida y emprendemos de nuevo la marcha, ahora hacia el collado que separa esta vertiente de Llosás de la de Ballibierna. Tras superar este collado a 2670m bajamos hacia los ibones altos de Ballibierna donde buscamos lugar para vivaquear.

Ibones altos de Ballibierna, donde vivaqueamos.
No encontramos nada bueno en condiciones así que nos vamos un poco por el camino y al lado del mismo nos damos por satisfechos con un sitio decente, pronto anochecerá así que tampoco podemos ponernos exquisitos a estas alturas del día y después de todo el trote que hemos llevado. Ahora toca descansar para al día siguiente afrontar los Picos de Ballibierna y Culebres.

Zona donde vivaqueamos, no es la mejor pero... valía.


3 comentarios:

  1. Bravo, excelente reportaje también duro terreno para progresar, bonitas fotografías.
    Puntilla: Y esa sorpresiva fatiga no será el peaje que ya estás pagando a la década pisando piedras, jeje, Red bull (el toro rojo) te da alas.

    Felicidades venga que te dejo para que prepares la próxima entrega, espero ya recuperado.

    1saludo,

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  2. Hola nudels, puede ser que los años no pasen en balde peeeero al menos al día siguiente ya me encontré muy bien. La próxima entrega será prontito, la subida al Ballibierna y Culebres que tú tan bien conoces. Eso sí, el ritmo que llevas tú es dífícil de seguir, subiendo cosas sin parar y encima con Nudelita o algún colega, así da gusto. A ver si cuando sea mayor mi nene (¿Mavita?) quiere seguir los pasos de su papá, jeje.

    Un saludo.

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  3. Bonita ascensión. La verdad es que aunque dura es una actividad que deja muy buen recuerdo.

    Un saludo

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