Aprovechamos el único día de esta Semana Santa que daban algo de buen tiempo en Pirineos para hacer una escapada rápida con el peque y una pareja de amigos. El día tuvo de todo aunque en general predominó el buen tiempo salvo unos pequeños chaparrones que no enturbiaron la excursión y le dieron ese punto de aventura que nunca viene mal. Únicamente coincidió que arreciaba cuando estábamos a escasos 350m (según el GPS) de la ermita, lo que impidió que llegáramos a ella ya que con lo que caía y llevando un niño pequeño tampoco era plan. De todos modos, lo bonito de la excursión es el tránsito por el bosque.
Toda la ruta se encuentra perfectamente señalizada con marcas blancas y amarillas del PR-HU 78.
Dejamos el coche en la localidad de Hoz de Jaca/Oz de Chaca, a unos 7km de Biescas, justo antes de la presa de Búbal. Desde el pueblo debemos descender unos metros por la carretera hasta que vemos un poste indicador de la senda que lleva a Santa Elena, es el PR-HU 78 y asciende de manera fuerte internándose en el bosque.
Reyes, Ricardo, Ana y el pequeño Marcos comienzan el recorrido.
Reyes va abriendo camino a medida que el bosque va espesándose poco a poco.
Al principio vamos con Marcos de la mano, pero es pequeño y las piedras que hay al principio de la senda no ayudan a que los peque anden con soltura así que... toca que papá lo lleve en la mochila, buffffff.
En este principio del camino la senda se alterna con trozos más anchos tipo pista y en descenso. En algunos claros que deja la vegetación podemos ver la Sierra de la Partacua, el embalse y el núcleo de Polituara.
Vista sobre la Sierra de la Partacua y el embalse de Búbal.
En un momento dado debemos abandonar la pista y tomar un camino que, con escalones hechos con troncos, sube fuerte y se vuelve a meter en el bosque, un bosque que ahora se hace más espeso y donde abundan las hayas y los bojes. Tras caminar un rato por este bonito bosque saldremos casi a la pared de la presa para llanear un poco y volver a subir de nuevo buscando el bosque. Es una ruta en constante sube y baja.
Salida momentánea del bosque a la pared de la presa.
Mientras Marcos echa una cabezada al papá le toca aguantar el peso...
Nos hemos metido de nuevo en el bosque y ahora el espectáculo es constante, la humedad del mismo unida al color verde intenso que aporta la primavera hace que sea un placer para los sentidos.
La senda en mitad del hayedo. Un goce caminar por bosques así.
El camino alterna zonas muy espesas con otras donde se abren claros y nos deja ver el río así como algunos ejemplares arbóreos de portes y formas curisosas.
Un árbol de tronco retorcido y gran grosor junto al camino.
El río Gállego se deja ver en algunos momentos; aquí forma una badina o poza.
Más adelante pasaremos por una zona donde comienzan a aparecer pequeños carteles informativos a modo de sendero temático de flora en los que aparecen distintas especies de árboles, arbustos y flores que encontramos junto al camino.
En otro de los claros del camino vemos aparecer la Ermita de Sta. Elena, ya estamos cerca aunque unas gotas dispersas comienzan a caer. De todos modos, nos volveremos a meter en el bosque, lo que nos resguardará un poco de esta fina lluvia.
Ya podemos ver la ermita de Sta. Elena desde el camino.
Por el bosque pasaremos por un sitio especialmente bonito, es justo al cruzar el barranco del Espumoso por un puente metálico, baja con bastante agua y esto le da un toque más salvaje si cabe.
Mava, Reyes y el pequeño Marcos en el puente sobre el barranco del Espumoso.
En unos minutos saldremos del bosque de hayas a una parte donde predomina el pinar, ya estamos muy cerca pero la lluvia es cada vez más fuerte. Somos cabezones y aunque llegamos a la zona donde se cruza nuestro camino con el PR que baja hacia Biescas, decidimos seguir confiando en que escampe. Pero esto no ocurre, sino todo lo contrario, cada vez llueve más y en la pista que lleva al Fuerte y más tarde a la ermita de Sta. Elena decidimos dar la vuelta. No son las mejores condiciones para caminar con un niño de dos años así que ya volveremos para terminar este pequeño tramo de unos 350m.
Pista donde dejamos el camino a la ermita para volver al cruce.
Ermita de Sta. Elena. (Foto buscada en la red)
Como es la hora de comer nos metemos en uno de los pasillos que forman el búnker o fuerte de Santa Elena. Después de comer algo esperamos que escampe y cuando lo hace nos ponemos de nuevo en marcha por el mismo camino por el que vinimos. Sopesamos la idea de que volviera yo a Hoz a toda pastilla y regresara con el coche a buscarlos pero la tregua que nos dió la lluvia hizo que volviéramos los cinco juntos, mejor para todos.
Después de un largo periodo de inactividad montañera por parte de Juan Carlos por una operación ya tenía ganas de volver a este medio que tanto nos gusta a los dos. Como yo también llevaba unas semanas sin subir al Pirineo decidimos aprovechar este fin de semana en el que las previsiones eran buenas, al menos en cuanto a lluvia; luego veremos que el bello día soleado se tornó en un día de niebla cerrada en altas cotas por lo que las vistas se vieron drásticamente reducidas en la cima de esta gran montaña, algunas veces olvidada pese a tener bastante altura y, en condiciones normales, unas vistas de escándalo.
La presencia en la zona de un refugio como el de Armeña nos facilita la aproximación y ganamos en comodidad, descanso y posibilidad de comer bastante mejor que otras veces al poder llevar hornillo y hacernos una cena en condiciones.
Salimos después de comer desde Calatayud y La Almunia para llegar a eso de las 19.00 horas al cruce de pistas donde dejamos el coche; hay un cartel que habla sobre el Circo de Armeña. Esta pista que sale desde Barbaruens está en malas condiciones aunque con paciencia y cuidado se puede subir con un turismo.
Preparando las mochilas en el lugar donde dejamos el coche.
Seguimos la pista de frente y en unos metros nos internamos en el bosque por una senda/trocha que sube de manera fortísima para evitar el subir por la pista.
Momento en el que abandonamos la pista y cogemos la senda.
Más arriba volveremos a juntarnos con la pista, que en esta zona solo es apta para 4x4. Desde la salida a la pista ya seguimos sin pérdida la senda que sube por entre el bosque aprovechando en muchos momentos las raíces que afloran por fuera de la tierra. Dicha senda se va aproximando a unos cortados por los que veremos el barranco de Bilsé al fondo, son impresionantes las paredes que desde aquí podemos ver.
Vistas el Barranco de Bilsé desde la senda hacia Armeña.
Conforme va abriéndose el bosque salimos a una zona de piedra que nos lleva al collado de Armeña desde el que ya veremos el bonito ibón del mismo nombre. Comprobamos que aunque ha hecho calor en las últimas semanas todavía conserva hielo en su superficie debido al lugar en el que se encuentra.
Ibon de Armeña desde el collado de Armeña.
Desde las orillas del ibón solo debemos seguir la senda que en uno 15 minutos nos lleva hasta el Refugio de Armeña, a 1860m. Hemos apurado la luz y llegamos con la justa, en unos minutos no nos quedaría otra opción que ponernos los frontales, pero afortunadamente solamente los vamos a necesitar para el interior del cómodo y recogido refugio.
Llegando al refugio de Armeña con la luz justa.
Hoy cenamos muy bien, a diferencia de otras veces que tiramos de bocadillo, hemos traído hornillo y nos zamparemos unos macarrones a la boloñesa de aúpa. Una leche con cacao y al saco pronto que mañana toca madrugar. Estamos solos así que dormimos muy bien y nos movemos a nuestras anchas por el refugio, que aunque bonito, es pequeño.
ASCENSIÓN:
Nos levantamos a las 5.40 para intentar pillar la nieve más bien dura ya que por la orientación del Circo, a la subida le va a dar el sol desde primera hora. No nos equivocamos y Lorenzo sale de su escondite dándonos los buenos días:
Amanece en el Circo de Armeña. La soledad y silencio son brutales.
El principio de la subida, que comienza detrás del refugio, es por un incómodo pedregal dejando neveros a los lados mientras ganamos altura. El objetivo del día lo vemos desde bien pronto y comprobamos que la nieve empieza muy arriba, es continua desde los 2400m. Comentar que la subida en verano por aquí supone atravesar un pedregal enorme y con un calor más propio de otras latitudes más al sur, supongo que también tendrá "su puntito" si lo que se quiere es sufrir pero nosotros preferimos hacerlo en esta época, más parecida al invierno.
Cotiella con una nube pegada en su cima.
Pisamos algún nevero hasta que decidimos ponernos los crampones y subir más comodamente ya que por aquí afortunadamente la nieve está dura, aunque no tardará en ablandarse rápidamente...
Aquí el manto es continuo y se progresa rápida y cómodamente.
Llevamos una animada charla y nos vamos acercando al collado de Cotiella, que es el punto más "complicado" del día puesto que es la zona más inclinada y no sabemos en qué condiciones lo vamos a encontrar. Desde lejos tiene buena pinta aunque hubiéramos preferido encontrarlo con más nieve y sobre todo más dura.
Acercándonos al collado de Cotiella.
Conforme nos acercamos al collado, la nieve la vamos encontrando más blanda y en algunos momentos nos hundimos hasta la rodilla, y aún no son las 9 de la mañana... Por este motivo avanzamos con cuidado para no caer en ningún agujero y vamos turnándonos para abrir huella.
Imagen que da una idea de la inclinación del corredor. (Foto sacada a la bajada)
El avance en este punto es penoso, ascendemos el corredor buscando las zonas con nieve hasta que llegamos al collado y vemos con asombro que a partir de aquí no pisaremos apenas nieve hasta la cima.
Vista del Cotiella desde el collado. Todavía estaba despejado...
La idea era que si encontrábamos mucha nieve por aquí, hacer un flanqueo a media ladera para buscar la pala sur del pico pero al verlo así, tan pelado, decidimos ir por la arista aunque fuera más cansado y obligara a hacer alguna trepada fácil. Únicamente pisamos nieve en un trozo de la arista con cornisa pero que se encontraba lo suficientemente dura para darnos confianza en que aguantara.
Atravesando la cornisa, paso previo a la subida a la cima.
Una vez atravesada la cornisa comenzaba un calvario, ya que la subida hasta la cima era por un pedregal muy descompuesto en el que no daban ninguna confianza los apoyos y la roca se desprendía con facilidad. Aquí Juan Carlos se desenvolvía mucho mejor y subía con ligereza.
Juan Carlos por el pedregal a solo unos metros de llegar a la loma cimera.
Después de subir por esta zona tan mala encontramos un escalón de nieve que daba acceso a la parte de cima. Cuando lo supero subo los últimos metros que me separan del vértice geodésico del Cotiella donde ya está Juan Carlos con otros tres montañeros que han subido desde la zona de Saravillo/Plan.
Cima del Cotiella, 2912m.
Lo que hasta hace unos minutos era un día despejado se ha convertido en nubes por todos lados tapándonos las magníficas vistas que esta montaña nos ofrece. Comemos algo y echamos unas fotos a lo poco que se deja ver.
Vistas hacia la zona de Plan, Basa la Mora, Saravillo, etc.
El elegante pico del Mobisón Gran.
Una mirada abajo, hacia la parte por la que hemos venido.
Como no tenemos mucho que admirar desde la cima, comenzamos el descenso a los pocos minutos de llegar. Las nubes cada vez se cierran más y aunque no parece haber riesgo de lluvia, la visibilidad es cada vez menor, de hecho en unos metros no se ve nada.
Volviendo por la parte de la cornisa, camino del collado.
Cuando llegamos al collado, nos ponemos nuevamente los crampones y buscando nuestras huellas de antes comenzamos a bajar el corredor con cuidado. Una vez descendido vamos buscando las huellas pues la niebla no nos da ninguna referencia así que entre las huellas y una mirada de vez en cuando al GPS vamos volviendo camino del refugio de Armeña. La bajada se hace molesta y en momentos peligrosa ya que nos hundimos una barbaridad a veces y esto en una zona kárstica como es esta no nos gusta nada:
Aunque otros se lo pasan bomba:
Salvando dolinas y buscando la nieve para no estar quitándonos y poniéndonos los crampones vamos descendiendo hasta llegar al pedregal. Arriba se ve todo bastante cubierto mientras el refugio pronto aparece a nuestra vista.
Una de las numerosas dolinas que hay en la zona.
Una mirada atrás en el sitio donde ya nos quitamos los crampones. Sigue bastante cubierto.
Ya llegamos al Refugio de Armeña de nuevo.
Como llegamos pronto al refugio, decidimos hacernos otro de los sobres de pasta que nos habíamos traído y así antes de iniciar el retorno hasta el coche, comer algo caliente y relajarnos un poco.
Interior del refugio de Armeña con Juan Carlos de cocinero.
Poco antes de terminar de comer llegaron al refugio un grupo de montañeros que iban a pasar un par de días por la zona con base aquí, en el refugio. Una vez que habíamos comido y recogido todo, nos pusimos a bajar por el bonito camino que recorrería de nuevo el ibón de Armeña y el bosque, sin prisas y disfrutando del paisaje.
Otra perspectiva del Ibón de Armeña, en el camino de vuelta.