LA FRASE

LA FRASE: "Buscad la belleza, es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo" (Ramón Trecet).

Estrechos del Río Martín. (23 de Octubre de 2005)

Actividad realizada junto a Carlos.

El río Martín es un afluente del río Ebro por su margen derecha. Lleva agua todo el año y en este punto de su recorrido horada un profundo barranco desde el cual poder admirar el curso del río desde lo alto, pues el camino va por una especie de fajas a ambas orillas del cauce. Es posible así mismo observar las numerosas pinturas rupestres que se encuentran en esta zona, así como ruinas de poblados íberos que habitaron este lugar. Hoy por hoy, esta zona está enmarcada en el llamado Parque Cultural del Río Martín, figura de protección que otorga la DGA a lugares que destacan por alguna cualidad, en este caso aparte de la naturaleza en sí, el hecho de que haya vestigios de anteriores civilizaciones hace que la protección sea aún mayor.

Para llegar al inicio del recorrido debemos aparcar nuestro vehículo en el puente del Batán, en el punto kilométrico 30 de la carretera que une las localidades de Ariño con Albalate del Arzobispo, en la provincia de Teruel. En el lado opuesto del puente hay sitio en la carretera para aparcar unos 3 ó 4 coches sin problemas en una explanada.

Justo en el puente del Batán comienza el recorrido, donde una flecha nos indica la dirección a tomar. Debemos bajar por la senda hasta el mismo cauce del río y cruzarlo por una pequeña pasarela metálica que nos llevará a la otra orilla por donde transcurre esta parte del recorrido cogiendo altura de manera paulatina y sin esfuerzo. Conforme vamos cogiendo altura iremos paralelos al río y a una acequia que va por arriba, por nuestro camino, dejando el río en el fondo del barranco. Debo decir que aquel día no elegimos muy bien pues nos llovió durante todo el trayecto, pero aún así disfrutamos del recorrido con los ponchos puestos, ¡qué remedio!

Vista del Cañon del Río Martín. En primer término, la acequia y abajo, el río.
Todo el día con el poncho... pero mereció la pena!!

Al rato llegamos a una pequeña explanada en lo alto con una mesa de interpretación donde nos muestra los lugares donde hay pinturas rupestres y los lugares que utilizaba el hombre para usar como hogar, covachos y oquedades servían de refugio a nuestros ancestros; así veremos la cueva de los Grabados, el Recodo de los Chaparros, etc. Seguimos nuestro camino y llegamos a un lugar en el que se desciende rápido para llegar al cauce del río y nada más cruzar un puentecillo de madera sobre la acequia, volver a tomar altura, ahora más alto todavía y por un lugar más expuesto pero que unas vallas con sirgas protegen del abismo que hay a nuestro lado. En nuestro caso tuvimos que ir con cuidado pues al estar las rocas mojadas, un resbalón puede costarte un golpe en la pierna o un culetazo, no caes al vacío pues están las vallas, aunque hay lugares en las que no hay.

En la zona más elevada de todo el barranco.
A veces hay que agacharse para pasar entre la pared y las vallas.

Más adelante hay un puente colgante que nos lleva al otro lado del barranco y así poder volver de nuevo al inicio de la ruta pero visto todo desde otra perspectiva. Como ahora pasamos cerca de las cuevas, llevar prismáticos es una buena opción para poder ver las pinturas, ya que estas se encuentran protegidas por unas celdas para evitar actos vandálicos en dichas pinturas.

En resumen, buena excursión para hacer un domingo cualquiera y así poder disfrutar de una de tantas bellezas que esconde la provincia de Teruel, verdadero paraíso para los amantes de la Geología y Paleontología, amén del senderismo, claro está.