LA FRASE

LA FRASE: "Buscad la belleza, es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo" (Ramón Trecet).

Picos Royo y Culibillas, (2429m y 2509m). (26 de Diciembre de 2011)

Salida: Aparcamiento de Anayet (Formigal), 1750m.
Llegada: Pico Royo (2429m) y Pico Culibillas (2509m)
Desnivel acumulado: Unos 875m según el GPS.
Tiempo empleado: Casi 6 horas incluyendo paradas.

Ascensiones realizadas junto a Juan Carlos.

Enlace para la descarga del track en wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2348118


Mapa del itinerario seguido.
Perfil con los datos del GPS.
INTRODUCCIÓN:

Juan Carlos y yo veíamos cómo se acercaba el final del año y no hacíamos nada desde la subida a Peña Foratata, unas veces por mal tiempo, otras por descuadre de agendas, el caso es que el día 26 de Diciembre que era festivo en Aragón y daban una previsión muy buena de tiempo, sería el día idóneo para atacar alguna cima. Las dos que subimos este día son unas que teníamos muchas ganas ya que cierran el cordal que desde el Pico y Vértice de Anayet llega al Pico Royo. De esta forma podríamos cerrar esta cresta y cubrir todos los picos importantes de la zona. Ya solo me queda el Espelunziecha en este pequeño sector, ¿será pronto?, ya lo veremos.

ASCENSIÓN:

Salimos de casa a las 6.30h para evitar las caravanas de posibles esquiadores que fueran a Formigal. Tuvimos suerte ya que al no ser festivo en otras comunidades nos encontramos una carretera muy tranquila. Cuando llegamos a las 9.00h al aparcamiento de Anayet, en la estación de esquí de Formigal, vemos que no estaremos solos, al menos al principio ya que el camino va al lado de la pista azul de Anayet. Una vez equipados y algo abrigados ya que la mañana es fresca, nos ponemos en marcha por el ya conocido camino que remonta las pistas de esquí, detrás del telesilla de Anayet. La nieve está blanda por aquí pero sin llegar a hundirnos en exceso ya que tampoco hay mucha en esta altura. Cuando vemos a la derecha la entrada al Valle de Culibillas debemos obviar este camino y seguir recto hacia arriba, al lado todavía de la pista de esquí. Cuidado con los esquiadores que les gusta salirse de la pista y pasarte cerca, serán muy graciosos pero llevan peligro.

Más adelante vemos un vallecito que se abre a nuestra derecha, a unos 1950m de altitud; este es el Barranco de Lapazuso por el que debemos meternos e ir internándonos poco a poco a la vez que ganando algo de altura. Todo esto muy suavemente y sin grandes esfuerzos.


Comienzo del Barranco de Lapazuso.
La única dificultad que encontramos fue la calidad y cantidad de la nieve ya que nos hundíamos irremediablemente en ella, en algunos puntos hasta más arriba de la rodilla. Esto supone un esfuerzo extra que añadió más dificultad a una ruta que en verano tiene que ser muy sencilla.

Juan Carlos va abriendo huella hundiéndose hasta la rodilla.
Pasado la mitad de este pequeño valle podemos avistar ya nuestro primer objetivo, el Pico Royo. Ya recibe los rayos de sol y desde aquí abajo tiene un aspecto fiero, vertical, desafiante. Esperemos estar a la altura de las circunstancias y respetando su propia naturaleza poder subir a su cumbre y disfrutar del entorno y las vistas.

Vista del Pico Royo desde el Barranco de Lapazuso.
Vamos a unos cuantos metros de distancia de unos esquiadores de travesía, nos da cierta envidia ver cómo ellos progresan sin hundirse en la nieve mientras nosotros vamos haciendo relevos para repartir el esfuerzo. Sobre todo da más envidia saber que luego bajarán en un pis pas hasta el aparcamiento...

Llegamos a una pequeña planicie donde se asienta el Ibón de Lapazuso aunque no lo vemos ya que además de estar prácticamente colmatado el manto nivoso lo cubre por completo. En este punto dudamos de si seguir la ruta normal hasta un collado que tenemos en frente de nosotros o coger un corredor que desde el lado Este sube para entroncar con la vía normal a escasos metros ya de la cima. Al final optamos por la normal ya que tenemos más referencias de esta ruta y la nieve no parece estar para muchas alegrías en el corredor que cito.

Así pues comenzamos a ganar altura, ahora sí, fuertemente por una pala que nos dejará en un pequeño llano.

Vista de la zona de Lapazuso una vez superada la pendiente.
Desde este llano, a unos 2250m vemos el collado entre el Pico Royo y el Culibillas así como una serie de resaltes rocosos del color rojizo típico en esta zona del Pirineo. Seguimos subiendo y torcemos a la izquierda buscando el lomo norte del Pico Royo. Mientras lo hacemos nos adelanta Jorge Gª Dinhix junto con su grupo que también se dirigen al Pico Royo; nos agradece la huella que hemos estado abriendo y cambiamos impresiones hasta que llegamos al hombro donde ya vemos por dónde tendremos que subir para atacar la cima.

Dos montañeros en pleno corredor camino de la cima del Royo.
Vemos el corredor por donde tenemos que subir, da un poco de respeto visto desde aquí y luego, más cerca, aún dará más debido a las condiciones del mismo. Y es que la nieve no es abundante, está o muy blanda o helada, y todo ello mezclado con hierba y roca, mal panorama pero lo vemos factible una vez dentro. Hasta la parte complicada no hacemos sino seguir las huellas que han dejado el par de montañeros que nos precede y cómodamente ganar metros hasta llegar al propio corredor. Allí nos armamos de prudencia y afrontando de manera segura cada paso, cada agarre, cada clavada de piolet vamos ganando metros al corredor y en unos minutos con alguna duda, conseguimos llegar a la cumbre del Pico Royo llenos de satisfacción.

Juan Carlos progresando hacia la parte difícil del corredor.
Salida del corredor. El ambiente es tremendo.
Llegamos a la cima del Royo en unas dos horas y cuarenta minutos, menos tiempo de lo que esperábamos si nos ateníamos a nuestro estado de forma antes de empezar a caminar. Una vez en la cima disfrutamos de las vistas hacia la Canal de Izás, hacia Balaitús, Infiernos, Anayet y por supuesto hacia nuestro próximo objetivo, el Pico Culibillas.

La Canal de Izás vista desde la cima del Pico Royo (2429m)

Servidor en la cima del Royo, primer objetivo cumplido.

Vista del Arroyeras (izda.) y del Culibillas (dcha.). Dos bonitas pirámides de más de 2500m.

Hemos hecho muchas fotos y disfrutado del entorno pero no nos quitamos de la cabeza que debemos descender el corredor de nuevo. El grupo de Jorge ha decidido no subir por no comprometer a nadie de su grupo, van bastantes y a veces uno puede sobrevalorar sus capacidades poniéndose en peligro por lo que deciden que no subirán, una buena decisión a tenor de cómo estaba el tema. Juan Carlos y yo nos acercamos al corredor y poniéndonos de cara a la montaña y de espaldas al vacío vamos descendiendo. Cuando llegamos a la parte delicada nos aseguramos muy mucho de clavar bien el pico del piolet como agarre de seguridad y clavamos con fuerza los crampones en la nieve, así conseguimos ir bajando lentamente pero de forma segura. En unos minutos de tensión conseguimos estar ambos en la parte menos difícil, metidos ya en la huella profunda de la nieve y bajamos algo más buscando ahora el camino que nos lleva al collado entre el Pico Royo y el Pico Culibillas. Nos relajamos bastante en este momento y no es para menos.

Descenso del corredor en su parte peor, véase la nieve mezclada con hierba, roca, etc.

Ahora le toca bajar a Juan Carlos, ¡¡cuidado que la cosa está empinadilla!!

La travesía a media ladera que nos lleva hacia el collado que buscamos entre los dos picos es un poco penosa al principio ya que nos volvemos a hundir bastante. Menos mal que al final va mejorando algo la nieve y nos hundimos menos, en unos minutos estamos en el pequeño y estrecho collado que se abre a la Canal de Izás. Ahora el sol será nuestro compañero todo el rato ya que pasamos a la vertiente Sur de este cordal y no la abandonaremos hasta la cima del Culibillas. Hay mucha huella de esquís así que siguiéndola vamos avanzando entre animada y entretenida conversación; el grupo de Jorge va muy delante (es lo que tiene llevar esquís y estar tan fuertes, claro) y los otros dos esquiadores en medio. Aquí notamos calor aunque no lo haga, pero el sol pica y cuando nos acercamos a la cresta llega el viento frío que nos despeja y se agradece.

Progresando por la ladera que lleva a la cima del Culibillas.
Superamos un pequeño resalte que se interpone a mitad de camino, es lo que llaman la antecima del Culibillas. No tiene trascendencia pero su descenso para volver a retomar la senda de subida está un poco pelado de nieve y hay que bajar con cuidado. Alguna vez miro atrás y puedo ver el Pico Royo con su agreste perfil.

Vista del Pico Royo camino del Culibillas, mirada atrás.
Juan Carlos sigue a buen ritmo y yo me voy quedando un poco atrás, me están costando estos últimos metros, ya sea por el desgaste realizado, por el calor o por lo que sea pero me cuesta llevar un ritmo bueno así que voy a mi paso. Al menos sirve el quedarme atrás para que mi compañero me saque esta bonita foto.

Voy llegando al Culibillas por la misma cresta. Un paisaje fabuloso.
Todo el mundo está comiendo en la cima del Culibillas y yo que llego apurado no tengo muchas ganas pero algo tengo que comer que luego viene la "pájara" a fastidiar la cosa. Pocos minutos después de llegar, el numeroso grupo de Jorge se dispone a seguir con su plan, que consiste en bajar el Culibillas, subir el Arroyeras y bajar por el Valle de Culibillas hasta el aparcamiento. Nosotros en cambio nos conformamos con bajar por donde vinimos.

Juan Carlos y yo en la cima del Culibillas (2509m).
Tras comer algo y hacer fotos volvemos desandando nuestros pasos, volvemos a pasar por la antecima del Culibillas, el collado estrecho y de aquí bajamos directamente al rellano previo al de Lapazuso con lo que ganamos unos cientos de metros y bastante tiempo. La nieve parece estar mejor ahora que hace unas horas y se avanza bien. Descendemos por el Barranco de Lapazuso y nos unimos a las pistas de esquí, en esta bajada tropiezo un par de veces tontamente pero el estar mirando a los esquiadores en lugar del suelo que pisas tiene estas cosas...

A las 15:00h llegamos al coche y tras cambiarnos ponemos rumbo a casa contentos con este reencuentro con la montaña y satisfechos por haber subido estas dos cumbres en pleno invierno; lo que en verano hubiera sido una excursión mediana ha ganado muchos enteros al hacerla en invierno, más esfuerzo, más cansancio, más tiempo pero mayor recompensa, eso es la montaña.

Peña Foratata, (2341m). (16 de Octubre de 2011)

Salida: Aparcamiento del Hotel Meliá, Formigal. (1610m)
Llegada: Peña Foratata Oriental (2341m) y Peña Foratata Occidental (2292m).
Desnivel positivo acumulado: Unos 850m.
Tiempo empleado: 2 horas y media en subir a la Foratata Oriental.

Ascensión realizada junto a Juan Carlos.

Enlace para la descarga del track en wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2137629


Perfil del recorrido realizado a la Peña Foratata Or. y Occ.

INTRODUCCIÓN:

La Peña Foratata es una montaña que a todo el que llega al Valle de Tena/Bal de Tena sorprende y como si se tratara de un imán, atrae la mirada hacia ella constantemente. Su posición aislada de otras montañas y sus formas tan verticales la convierten en un mirador privilegiado de todos los picos que la circundan. A todo esto hay que añadirle que no tiene vías fáciles para su ascensión y todas requieren superar pasos de al menos II+ con exposición como es la vía que nosotros elegimos, la más fácil entre todas las que suben a ella, pero que exige un cierto nivel y seguridad en las trepadas.

ASCENSIÓN:

Sin madrugar en exceso llegamos a eso de las 9.00h a Formigal y subimos hasta la calle más alta de este urbanización, concretamente al aparcamiento que tiene el Hotel Meliá. Solo hay un coche aparcado, son franceses y salen ya para la Foratata, pero como luego comprobamos solo hicieron la Occidental.

Una vez pertrechados nos ponemos en marcha tomando una pista forestal que pasa detrás del aparcamiento y que pronto se convierte en senda. Desde aquí aprovechamos para sacar una foto al objetivo del día.

Vista de la Foratata y marcado en rojo la vía por la que subimos.

La primera parte del camino la hacemos bastante rápido, tanto que a la vuelta apenas recuerdo haber pasado por allí antes... y es que entre la conversación y el fresquito mañanero vamos a un buen ritmo. Además, el pico de hoy tiene una aproximación bastante corta por lo que tampoco necesitamos ir dosificando las fuerzas como en otras ocasiones. Así pues, tras seguir durante un rato el sendero sin pérdida que se va dirigiendo hacia la izquierda (NE) llegamos a un primer collado, el Collado del Forato. Aquí giramos a la derecha (S) para ir ganando metros por un contrafuerte y luego tomar una senda que será la que, realizando una media ladera, vaya flanqueando la Foratata Occidental.

Este nos vigila al entrar en sus dominios.

Vemos ya perfectamente las dos puntas de la Peña Foratata.

La senda se adentra ahora en terreno pedregoso.

Una vez que vemos ya las dos puntas de la Foratata, el camino se dirigirá al collado que separa ambas y que primero pasará por debajo de la Foratata Occ. y buscará el collado entre ambas. No es difícil y cabe destacar únicamente un pequeño destrepe a mitad de ladera.

Cuando llegamos al pequeño collado entre las dos cimas decidimos parar a picotear algo, es pronto aún pero nuestros estómagos empiezan a gruñir y de esta forma afrontaremos el tramo más complicado sin pensar en la comida. Aquí corre el viento, como suele ocurrir en todos los collados, pero la vista que hay compensa el fresco que pasamos.

Llegamos ya al collado entre las dos cimas.

Vistas hacia el valle desde el collado entre Foratatas.

Después de haber comido algo y de habernos calentado un poco al sol, nos ponemos los cascos y empezamos a bajar por la pendiente inclinada que nos permite pasar a la otra vertiente del pico, la Sur. Esta pendiente hay que tomarla con precaución ya que un resbalón podría ser peligroso.

Descenso hacia la cara Sur del pico. Corredor inestable y muy inclinado.
Cuando ya hemos descendido este corredor de piedra suelta y con bastante inclinación, nos encontraremos con una fajeta a nuestra izquierda, es la denominada "Vira Sur". Dicha fajeta es de terreno herboso y aunque vista desde abajo puede pensarse en algo estrecho y peligroso, una vez en ella no lo es tanto. De todos modos, abstenerse de hacer el payaso en zonas así, obviamente.

Vista de la "Vira Sur" en su comienzo.
Pasamos por la fajeta sin complicaciones y cuando esta llega a un alto y se encuentra con un precipicio es momento de parar, aquí es donde comienza lo bueno. Una flecha roja nos indica el inicio de la trepada por una chimenea estrecha y muy vertical, es el punto más difícil de la subida, un grado II+ que dispone de un par de puntos de anclaje para montar rápel si se desea, a la bajada.

Primera chimenea de la ascensión a la Foratata Oriental.
Comenzamos a subir y a mitad de la chimenea nos asalta la duda de si tirar por donde vamos o irnos a la izquierda, ya que vemos otro anclaje de rápel allí. Preferimos tirar rectos por donde vamos ya que los apoyos son firmes y no faltan presas, aunque en algún punto haya que estirarse un poco.

Juan Carlos saliendo de la primera de las chimeneas.
Una vez pasada esta primera chimenea hay que girar a la derecha por terreno inclinado pero sin necesidad de trepar, aquí empezamos a ver puntos rojos y alguna flecha de vez en cuando.

Salida de la primera chimenea.

Giro a la derecha, hacia el Este.

Cuando superamos este tramo hacia la derecha (E) pasamos al lado donde el sol nos dará de lleno y la hierba va despareciendo para meternos en terreno mucho más rocoso.

Zona del diedro. La roca es la que manda desde ahora.
Pasaremos ahora por una especie de pasillo siguiendo los puntos rojos antes citados. Debemos superar un paso muy expuesto aunque corto para flanquear unas rocas y luego superar un diedro muy representativo. Después ascender por un corredor bastante inclinado con alguna estrechez que obliga a utilizar las manos.

Estrechamiento después de la zona del diedro.

Juan Carlos ascendiendo el corredor ya cercano a la cima.
Cerca de la cima, tras el último corredor/chimenea la pendiente se va atenuando y ya solo es andar buscando la parte más cómoda para llegar a ella. Estamos ansiosos porque sabemos que lo difícil quedó atrás y queremos disfrutar de las vistas en un día como el de hoy.

Llegamos a la cima y estamos solos, las vistas son grandiosas y reconocemos multitud de picos, Balaitús, Infiernos, Arriel, Palas, Collarada, Bisaurín, Musales, Pazino, etc. Abajo vemos Sallent y el embalse de Lanuza con poquísima agua. No hace mucho frío así que hacemos fotos y nos sentamos plácidamente a disfrutar de este mirador natural.

Vistas hacia Arriel, Palas y Balaitús.
Si hay foto, hay cima. Foratata Oriental (2341m).
Vistas hacia Infiernos y las Argualas.
El otoño va reconociéndose en las inmediaciones de Sallent de Gállego.

Pasamos un buen rato en la cima y después de comer tranquilamente y hacer todas las fotos que nos apetecieron y más, volvemos por el mismo camino de subida. Ahora la cosa es algo más delicada ya que en algunos puntos se tratará de destrepar y es entonces cuando más hay que estar atento a los movimientos que hacemos.

La zona del diedro y el pasillo vista a la bajada. Al fondo, Formigal.

La zona que más nos costó destrepar, como era de esperar, fue la de la primera chimenea de subida ya que aunque hay varias presas, al bajar no se ven tan claras y no conviene apresurarse sin estar seguro. Este vídeo que grabó Juan Carlos es una buena muestra:


Cuando llegamos abajo de la vía respiramos aliviados y contentos por haber subido a este pico y sobre todo por haberlo bajado sin incidencias. Retornamos por la faja en busca del collado y subimos por el desagradable corredor inclinado. Aquí decidimos que podíamos subir a la otra punta y así completar la jornada, así que sin parar tomamos la senda de vuelta hasta que se separa un ramal que se dirije directamente hasta la otra Foratata. Al principio es senda por zona de hierba y luego hay que superar una zona más de piedra con algunos escalones que nos dejarán arriba. Desde esta otra punta hay una vista preciosa de su hermana, la Foratata Oriental.

Camino de la Foratata Occidental.
Vista de la Foratata Oriental desde la punta Occidental.
Cima de la Foratata Occidental (2292m).
En esta otra cima estamos poco rato, lo justo para las fotos obligadas y descendemos de nuevo por donde subimos. Cuando llegamos a su base retomamos el camino de vuelta satisfechos y a buen ritmo iremos perdiendo altura hasta llegar al aparcamiento, dando por concluída la actividad de hoy. Una actividad exigente, no tanto desde el punto de vista físico como el técnico, pero que nos ha gustado mucho y que a mi personalmente después de dos meses y medio sin subir ningún pico, me lo pedía el cuerpo. A la vuelta por la carretera paramos a hacer una foto a esta peña que es el símbolo del Valle de Tena.

La Peña Foratata vista desde la carretera.

Del Diente de Alba al Sayó. Repóker de tresmiles. (19-20 de Julio de 2011)

De nuevo la cordada Juan Carlos-Mava vuelve a reunirse con otro objetivo en mente, hacer los Picos Occidentales de la Maladeta junto al Diente y Muela de Alba. De haber ido las cosas rodadas hubiéramos ascendido siete tresmiles (o incluso 8) en una mañana pero, una vez más este verano, las condiciones climatológicas frustraron completar la ruta y ésta tuvo que ser recortada. Al final, el Pico Cordier y el Pico Le Bondidier tendrán que esperar mejor ocasión para ser hollados aunque de todas formas, subir 5 tresmiles del sector Maladeta y llegar a las 15.30h a la Besurta tampoco está mal.

Mapa del recorrido:

Mapa del recorrido completo desde la Renclusa.

En este mapa hay que diferenciar la subida, que realizamos por el torrente del Diente y el collado entre el Diente y la Muela de Alba, y la bajada por el Collado Superior de Alba y el torrente del Alba.

Recorrido realizado: Refugio de la Renclusa - Collado entre el Diente y la Muela de Alba - Diente de Alba (3136m) - Muela de Alba (3118m) - Punta Delmás (3170m) - Pico Mir (3185m) - Pico Sayó (3220m) - Collado Superior de Alba - Refugio de la Renclusa - Besurta.

Datos técnicos de la jornada: 


Descarga del track en wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1899492

Perfil con los datos del GPS.

Salida: Refugio de la Renclusa (2140m).
Ascensiones: Diente de Alba, Muela de Alba, Punta Delmás, Pico Mir y Pico Sayó.
Desnivel positivo acumulado: 1170m.
Tiempo empleado: 7 horas incluyendo paradas.

DESCRIPCIÓN DE LA RUTA:

Llegamos a Benasque a las 14.00 y nos metemos un menú del día entre pecho y espalda tan ricamente ya que la aproximación hasta el que será mañana nuestro punto de partida no nos llevará mucho tiempo ni esfuerzo. Nada que ver con la larga aproximación que hicimos en este valle hace dos semanas, cuando vivaqueamos en los ibones de Bagüeña para los Eristes y las Forquetas. Tampoco tiene mucho que ver el menú de hoy con el del otro día, hoy han sido más rácanos con las raciones. Punto negativo para ellos.

Después de comer subimos con el coche hasta el aparcamiento que hay antes de llegar al Hospital de Benás. Está lloviendo y esto no nos gusta, las previsiones se cumplen pero no nos gusta mojarnos así que aguardamos en el coche donde, mientras tanto, nos vamos cambiando la ropa y poniéndonos las botas. Me acerco al autobús que sube a la Besurta a preguntar cuándo sale y me dice que en 5 min. En dos minutos estamos en él bien pertrechados para la marcha, sobre todo Juan Carlos que lleva puesta la capa de agua y todo... Cuesta unos 15 min. llegar con el autobús hasta el llano de la Besurta donde casualmente ha dejado de llover. Ponemos pues camino al refugio de la Renclusa donde dormiremos esta noche. El camino está muy trillado y marcado con señales, en unos 30-35 minutos nos plantamos en él. Las nubes encapotan toda la zona de las Maladetas, al rato volvería a llover y encima, esa lluvia sería nieve arriba. Mañana veremos qué pasa, cómo amanece y cuánta nieve recién caída nos encontramos.

Nos levantamos a 4.50h, desayunamos los primeros y pasadas las 5.30h de la mañana comenzamos a andar de noche con los frontales bajo un bonito cielo estrellado, sin nubes y con una gran luna; el día promete.
Salimos en dirección a los ibones de la Renclusa o de Paderna y pasamos por en medio de ellos, bueno, a la derecha una pleta de aguas remansadas y un torrente y a la izquierda el ibón propiamente dicho. Tras dejarlos atrás nos quitamos los frontales ya que la luz es más que suficiente a estas horas y se ve bien. Aprovecho para llenar agua pensando que no encontraría más arriba aunque luego comprobé que hay agua mucho más arriba, pero bueno, tampoco está de más ir prevenido.

Comenzando a caminar por la zona del torrente del Diente.

En este punto, nosotros tomamos un camino a la izquierda cuando en principio todo el mundo va por el normal hacia el Pico de Alba y luego gira al Este buscando el Collado Superior de Alba. Pues nosotros no, como de costumbre variamos algo y eso, aunque nos hizo ganar altura rápidamente, luego nos obligó a hacer un flanqueo por una zona de bloques horrenda ya que se movían con solo mirarlos, incluso los más grandes. Esta zona no daba ninguna seguridad; una vez en ella vemos que debemos desviarnos a media ladera hacia la derecha (Oeste) para enlazar con el camino que se dirige al Collado Superior de Alba.

Una vez salimos de esta zona vemos los dos collados que nos interesan, el Collado Superior de Alba y el que nosotros subiremos, el collado que separa el Diente de la Muela de Alba. La nieve caída la tarde anterior está polvo del frío que hace y de momento no nos influye en nuestro caminar.

Vemos ya la Muela (izda) y el Diente de Alba (dcha), primeros objetivos del día.

Es un corredorcillo inclinado y con la roca muy rota pero no es difícil, además nos dejará en un buen lugar donde dejar las mochilas y subir al Diente de Alba sin peso. Subimos dicho corredor dejando la nieve a un lado. Cuando llegamos al collado entre estos dos picos dejamos las mochilas y nos ponemos a trepar subiendo al Diente de Alba, es pronto y tenemos las energías casi a tope a pesar de haber ganado ya 1000m de desnivel desde el Refugio. En unos 5-10 min. desde el collado nos plantamos en la cima del Diente. Gran panorama desde su cima, el papá de todos estos es el Pico de Alba y alrededor se apiñan además del Diente y la Muela, la Aguja de Alba, los Incisivos de Alba (tresmiles fantasma) y la estupenda arista de los 15 Gendarmes.

Pico de Alba en primer término desde el Diente de Alba.
Si foto = Si cima. Diente de Alba (3136m).
Vista de la Muela de Alba desde la cima del Diente.
Desde el Diente vemos lo que subiremos después, Muela, Delmás, Mir y Sayó.

No estamos mucho tiempo en esta cima ya que hace frío y es mejor estar en movimiento, además de que la jornada es larga. Bajamos pues del Diente de Alba y recuperamos las mochilas. Rodeamos la Muela de Alba por la vertiente de Cregüeña y antes de llegar al Collado Superior de Alba dejamos las mochilas y comenzamos la trepada; no llega a ser excesivamente difícil ya que los buenos agarres y el estupendo granito facilitan la ascensión. En pocos minutos llegamos a la segunda cima del día, la Muela de Alba.

Flanqueo de la Muela de Alba por la vertiente de Cregüeña.
Segundo tresmil del día, Muela de Alba (3118m). Detrás asoma el Diente.
Posando en la cima de la Muela de Alba. Vista de la pared que hay que destrepar.

Tras el destrepe con cuidado de la Muela de Alba buscamos un lugar al sol en el Collado Superior de Alba donde pararemos un ratillo a hidratarnos y comer algo ya que no hemos descansado nada desde que salimos de la Renclusa. El viento sopla fuerte y es gélido pero un poco más abajo del collado se está decentemente. El cielo sigue claro aunque vemos alguna nube que quiere formarse pero no le damos demasiada importancia en ese momento. Luego nos condicionó la jornada.

Después de esta pausa ponemos rumbo hacia el nudo de aristas que forman el Pico Mir, el Sayó y la Punta Delmás. A partir de aquí la nieve reciente nos va a obligar a extremar las precauciones ya que no pisas con la misma seguridad, las piedras pueden moverse más de la cuenta o podemos resbalar en la nieve.

Subimos siguiendo los mojones que asoman entre la nieve y cuando hemos ganado una determinada altura parece que se abriera una "puerta" a nuestra izquierda y el terreno llaneara a partir de ahí, pero asomándonos un poco más adelante vimos que había un corte con una caída bastante grande por lo que desandamos lo hecho y seguimos subiendo hasta que vemos muy cerca la Punta Delmás y se llega prácticamente a su altura, en este punto destrepamos haciendo un contorneo que nos lleva a la vertiente del glaciar de la Maladeta pasando por algún punto expuesto pero con buenos agarres que nos deja en una brecha, el ambiente es magnífico.

Vemos la Punta Delmás desde el sitio desde donde destreparemos.
Juan Carlos destrepando una zona algo expuesta bajo una gran piedra.
Vistas hacia la cresta de las Maladetas. El cielo ya se estaba cubriendo.

Desde la brecha se empieza a trepar, primero por la vertiente de Maladeta y luego pasaremos a la de Alba para proseguir, ya casi arriba, por una repisa que nos deja en la cima de la Punta Delmás. Las vistas se limitan por las nubes pero aún se distinguen los picos de alrededor y abajo vemos la Renclusa que le da el sol. ¡Qué diferencia de día arriba y abajo!

En la cima de la Punta Delmás (3170m); bonito lugar.
Vemos la Muela, el Diente y el Pico de Alba desde la Punta Delmás.

Hacemos las fotos en la Punta Delmás y regresamos por donde vinimos para recoger las mochilas, que previamente habíamos dejado en el desvío hacia la Punta, y seguimos hacia el Pico Mir, próximo objetivo. Las nubes cada vez nos tapan más la visión, unido esto a la nieve que hay a esta altura da un aspecto totalmente invernal a la montaña en pleno mes de Julio.

Pico Mir entre tinieblas en el collado que lo separa del Pico Sayó.

Rodeamos por la ladera Oeste el Pico Mir entre bloques, repisas y mucha roca de tamaño medio entremezclada con la nieve, para alcanzar un pequeño collado que separa este pico del Sayó. Comenzamos a subir el Sayó pensando que era el Mir (las prisas tienen estas cosas...) pero al girarme hacia atrás veo que hay una cima bastante alta a nuestra espalda, así que pego un grito a Juan Carlos, que iba algo más adelantado, y bajamos lo poco que habíamos subido del Sayó para subir, esta vez sí, al Pico Mir.

No tiene ninguna dificultad destacable, únicamente tuvimos que tener algo más de cuidado en alguna roca mojada por la nieve y la humedad de la niebla. La pared que da hacia las Maladetas tiene un aspecto fiero pues cae en vertical hacia el glaciar y le da un toque de elegancia a este pico.

En la cima del Pico Mir había una cinta preparada para montar un rapel que te deja en una brecha que lo separa de la cima norte, este paso requiere realizar primero este rapel y luego una subida que algunos autores catalogan como de grado V+/VI con un paso de hombros para su acceso. No es nuestro nivel precisamente ni ganas que tenemos de subir a una cima gemela de la que nos encontramos; ahí se queda para los escaladores.

Cima del Pico Mir (3185m) con la Torre Cordier abajo, en el glaciar.

Bajamos de nuevo al collado que lo une al Pico Sayó y vamos a por él. Su ascensión no tiene mucha historia, si acaso habría que comentar que algunas piedras no están todo lo sujetas que parecen y eso te obliga a extremar las precauciones si se sube por aquí. Importante llevar el casco en sitios como estos de tanto trepe/destrepe pues las piedras pueden jugarnos una mala pasada.

Lo único reseñable es que nosotros subimos a toda cresta desde el Mir mientras otros que nos encontramos en su cima lo habían hecho plácidamente por la vertiente de Cregüeña, pero es que algunos somos un poco bestias.

Pico Sayó desde el collado entre éste y el Pico Mir.
Los dos de la cordada en la cima del Pico Sayó (3220m).

Charlamos un rato con los tipos que había en esta cima y esperamos unos minutos sopesando qué hacer, si continuar hasta el Cordier y luego Le Bondidier o volver. Esto siempre es un dilema porque basta que elijas retirarte, como así hicimos, para que al rato se empiece a abrir y deje un día despejado con la consiguiente cara de tonto (o enfado) que se te queda. En fin, son cosas que no sabes cuánto va a durar esa niebla, un cuarto de hora o tres horas, así que hay que contar también con estas jugadas del destino.

De cualquier forma, elegimos volver y cuando ya llegábamos al Collado Superior de Alba notamos que el sol acaricia nuestro cogote de nuevo, ha salido el muy bribón y se están deshaciendo poco a poco las nubes que cubrían las Maladetas hace tan solo unos momentos. Nuestra frustración es grande aunque tanto Juan Carlos como yo callamos, sabemos lo que pensamos ambos y no merece la pena enfadarse, hoy más que nunca puede aplicarse la machacona frase de "la montaña siempre estará ahí".

Como bajaremos por este collado y tiene bastante más nieve que el collado por donde subimos hace unas horas, nos ponemos los crampones y con cuidado, ya que hay nieve reciente sobre nieve helada abajo, poco a poco bajamos hasta la zona segura de rocas enormes donde pararemos a comer y... digerir nuestra pequeña frustración. El sol, cómo no, calienta ahora de lo lindo y toca que darse crema, ¡¡tiene narices la cosa!!

Después de comer bajamos camino de la Renclusa, aunque ahora bajaremos por el camino que debimos haber cogido por la mañana, el que une el Pico de Alba con la Renclusa; tiene hitos numerosos aunque a veces se pierden y hay que buscarlos un poco o echarle vistazo al GPS para asegurarnos de que vamos bien.

Un vistazo atrás de vez en cuando nos recuerda lo que hemos subido hace tan solo un rato:

Tresmiles ascendidos en esta jornada vistos en el descenso hacia la Renclusa.

Una vez que conectamos con el torrente de Alba seguimos por la agradable senda que nos llevará primero a la pleta e ibón de Renclusa/Paderna y luego al refugio mismo.

Bajando hacia la Pleta e Ibón de la Renclusa/Paderna.

En el refugio pagamos religiosamente nuestra estancia agradeciendo el trato recibido y nos ponemos en marcha camino abajo en dirección a la Besurta donde cogeremos de nuevo el autobús que nos dejará al lado del coche.

NOTA: Esta actividad pone un broche brillante a mis vacaciones ya que han sido muy fructíferas en lo que a montaña se refiere pues las saldo con 12 tresmiles (ya sumo 80) y muchas imágenes, sensaciones, lugares, etc. que no conocía y que ahora no se me olvidarán. Veremos qué nos depara el futuro próximo, ya hay planes cocinándose...