LA FRASE

LA FRASE: "Buscad la belleza, es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo" (Ramón Trecet).

Arnales y Aguja de Pondiellos. (7 de Julio de 2007)


Salida: Balneario de Panticosa. (1640m).
Llegada: Pico de Arnales (3006m) y Aguja de Pondiellos (3011m).
Desnivel: Unos 1400m a ambos. Si se hacen los dos el mismo día, el desnivel acumulado es de 1600m.
Cobertura de móvil: Buena en el Balneario y principio del recorrido, regular a partir del collado de Pondiellos.

Ascensiones realizadas en solitario.

Itinerario seguido a los dos picos del día.

INTRODUCCIÓN:

Volvía a este macizo después de unos años en los que ascendí a los picos del Infierno en una ocasión y a los Algas y el Garmo Negro en otra. Así pues el objetivo de hoy era completar las dos cimas de más de 3000m que me faltaban del circo de Pondiellos, a saber, el Pico de Arnales y la Aguja de Pondiellos.

ASCENSIÓN al ARNALES:

Me levanto a las 4.30 de la mañana, han pronosticado un día de calor y quiero evitar las peores horas del día. Antes de las cinco de la mañana estoy en carretera y a las siete me planto en uno de los lados de la carretera poco antes del Balneario. Hay catorce grados ya a esa hora, alguna nube no muy importante, el macizo de las Argualas se ve más o menos despejado, pinta bien la cosa de momento.

Vista del Macizo de Argualas desde el Balneario.

Rodeo el ibón de Baños y me dirijo al fondo donde se ven las cascadas que bajan de Argualas y de Arnales. Sorteando camiones, escombros y demás restos de las obras que se acometen en el Balneario, llego a la fuente medicinal que hay al principio de la senda. Dicha senda asciende fuerte y sin respiro (como todos los caminos que parten desde el Balneario de Panticosa) por entre el bosque haciendo lazadas, siguiendo los hitos y desechando los dichosos atajos que a muchos les gusta hacer ignorando la senda principal. En poco más de media hora llego a la mallata baja de las Argualas; bonito lugar, con hermosas vistas y tranquilidad.

Mallata Baja de las Argualas.
En este punto coincido con una pareja algo desorientada a la que indico el camino hacia el Garmo Negro, adonde ellos se dirigen… De la mallata baja a la mallata alta no hay mucho tiempo y el camino está bien marcado; mientras voy hacia esta última los árboles van desapareciendo poco a poco, la senda va paralela a un arroyo que a veces cruza. En unos minutos remonta hacia nuestra derecha por una corta canal un resalte rocoso. Pasado este punto, ya todo es roca aquí, la senda sigue un poco y hay una bifurcación, la senda de la izquierda va hacia las Argualas, Garmo Negro, etc. La senda de la derecha, la que hay que tomar, lleva al collado de Pondiellos. Hasta llegar al collado de Pondiellos al principio varios mojones y trozos de senda imposibilitan la pérdida pero luego hay que ir "por lo mejor" (como diría Hipólito Maeso) siguiendo algún hito perdido pero siempre en dirección al collado, claramente visible todo el rato.

Es principios de julio y todavía hay nieve, aunque haciendo algún rodeo puede evitarse por los lados de los neveros. La nieve está blanda y cruzo alguno de ellos sin necesidad de ponerme los crampones a pesar de llevarlos; no hay peligro, el pie se hunde lo suficiente y no hay demasiada pendiente. En dos horas y tres cuartos llego al collado de Pondiellos (2809m). He ido a un buen ritmo, no muy lento ni muy rápido, constante por lo que mis rodillas me han respetado hasta ahora. Disfruto con el paisaje de los ibones de Pondiellos, aún con nieve y hielo sobre sus aguas, y descanso un momento para beber y mirar la Aguja de Pondiellos que luego subiré, a la vuelta del Pico de Arnales.

Ibones de Pondiellos todavía con bastante nieve y hielo en sus aguas.
Una vez repuesto de líquido me dirijo por senda entre canchales hacia el cuello de Saretas, en dirección norte.

Por el canchal camino de la base del Arnales.

Después de pasar este collado la senda se difumina más y tras pasar un par de neveros y "luchar" contra los canchales con objeto de no perder demasiada altura, llego a la base del Pico de Arnales. Desde aquí se ve una especie de chimenea corta aunque empinada pero que sin mucha dificultad, ya que hay numerosas presas donde agarrarse, llego a la cumbre, donde estoy totalmente solo a diferencia de los Infiernos donde se ve un grupo de gente arriba.

Cima del Arnales con los Infiernos enfrente.

Hace fresco aquí, me pongo el forro. El panorama es espectacular, los ibones de Pondiellos abajo, la arista hacia los Infiernos enfrente , a lo lejos el Balaitous con las Frondellas, al otro lado, abajo, el Balneario y el ibón de Arnales y mirando hacia el sur se puede ver el Garmo Negro y la Aguja de Pondiellos.

Mirada hacia abajo, el Balneario en el fondo y más arriba el Ibón de Arnales.
Garmo Negro y Aguja de Pondiellos con los Ibones abajo.
Estoy poco rato en la cima pues mi próximo objetivo (Aguja de Pondiellos) me espera, así que desciendo esta vez más abajo para evitar el tramo incómodo de los canchales. Cuando llego a la altura del cuello Saretas retomo la senda que me llevará al collado de Pondiellos donde iniciaré la ascensión a la Aguja después de tomarme un respiro y algo de comer, pues voy a necesitar fuerzas para llegar arriba.


ASCENSIÓN a la AGUJA DE PONDIELLOS:

Sé que hay que coger un corredor que en diagonal va hacia la izquierda; distingo dicho corredor y me pongo en marcha, algún mojón al principio indica por dónde va la traza. Los primeros metros son de piedra suelta hasta llegar a la base del corredor donde las paredes se van cerrando y hay que ir agarrándose a los numerosos resaltes de la roca.

Vista del corredor por el que hay que subir a la Aguja de Pondiellos.

La cosa se pone empinada pero no es hasta que llego a un punto en mitad del corredor donde un nevero tardío dificulta el avance, sería fatal un resbalón en este sitio por lo que prosigo por la rimaya que queda entre la nieve y la roca hasta la parte final del nevero donde no queda más remedio que dar dos cuidadosos pasos sobre la nieve, afortunadamente está blanda y piso firme en ella. En unos metros salgo del corredor y me dirijo hacia la derecha buscando la cresta, es aérea y divertida, pero sobre todo más fácil que el tramo antes superado. Simplemente resta seguir avanzando por la cresta, unas veces casi por el mismo filo y otras, las más, por el lado interior hasta llegar a la cima.

Cresta de subida a la Aguja de Pondiellos vista desde la cima.
El Pico de Argualas visto desde la Aguja de Pondiellos. Algún día tendré que subirlo...

Vuelvo a estar en soledad en la segunda cima del día, muy al contrario que la del Garmo Negro donde unas cuantas personas admiran el panorama desde su cima. Las vistas de los Picos del Infierno son buenísimas así como de todo el entorno. Por la pared norte del Garmo Negro descienden dos tipos con los que luego entablaré conversación pues vienen hacia aquí.

Garmo Negro visto desde la Aguja de Pondiellos. Gente en su cima y los dos franceses descendiendo por la empinada pared.

Resultan ser un par de franceses cincuentones, así que chapurreando mi oxidado francés (qué lástima) charlamos durante un rato. Al menos nos entendemos lo suficiente para comentar la dificultad del descenso que acaban de hacer desde el Garmo, yo les digo sobre le couloir de la Aguja y ellos me dicen que éste es le dernier pico del día pues vienen desde el Argualas haciendo toda la cresta por los Algas y el Garmo hasta aquí. Casi ná, me digo yo para mis adentros, ojalá dentro de 25 años pueda estar yo tan en forma como ellos.

Foto de cima en la Aguja de Pondiellos sacada por uno de los franceses.

Panorámica que tomé desde la cima de la Aguja de Pondiellos.

Tras este ratillo con los franceses me despido de ellos y comienzo mi descenso con bastantes precauciones. Quiero terminar el día de una pieza así que lento pero seguro consigo ir descendiendo; el tramo delicado por nieve lo supero bien y llego al collado de Pondiellos satisfecho. Ahora y sin agua ya en la mochila empiezo a bajar por el mismo sitio por el que subí esta mañana, atrás quedan estos dos tresmiles del día y delante me queda el largo descenso hasta el Balneario. En la bajada paro al lado de un torrente a beber agua y descansar un ratillo antes de llegar al coche y regresar a casa.