LA FRASE

LA FRASE: "Buscad la belleza, es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo" (Ramón Trecet).

Balaitús o Pico Moros, (3144m). (1 de Septiembre de 2007)

Salida: Embalse de La Sarra (1438m). 
Llegada: Pico Balaitús/Balaitous o Pico Moros (3144m). 
Desnivel: 1706m. 
Cobertura de móvil: Mala durante la subida, suficiente en la cima. 

Ascensión realizada con Ramón.

Itinerario seguido hasta la cima del Balaitús.
INTRODUCCIÓN: 

El Balaitús, ¿qué se puede decir que no se haya dicho ya de este importante pico?, pues en mi caso que le tenía muchas ganas después de verlo desde tantos y tantos picos e ibones de nuestro querido Pirineo. Es una mole que la ves y te enamora pues es un pico de los de verdad, no esas cimas secundarias qué solo sirven para rellenar estadísticas y publicar nuevos libros. 

Después de mucho cabilar sobré qué pico ascender este sábado primero de Septiembre, nos decidimos por él entre una larga lista de cimas pendientes por distintas razones, pero sobre todo porque había que hacer un grande antes de la llegada de las nieves. Y lo hicimos, sí, lo hicimos por la Gran Diagonal que tiene mucho nombre pero no tanta dificultad si uno está habituado a pasear por las alturas, eso sí, no deja de ser una gozada estar ahí arriba subiéndola. 

En cuanto al desnivel, 1700m, pues es una barbaridad para una sola jornada pero el verano si algo bueno tiene son las horas de luz solar. Además de eso, hace falta moral para afrontar semejante subida y bajada en el mismo día y un buen par de… buenas piernas. 

ASCENSIÓN: 

Como no podía ser de otra forma nos levantamos temprano para afrontar esta dura jornada, así que los despertadores suenan pronto, desayuno rápido y viaje corto. A las 7.25 de la mañana estamos dando los primeros pasos por el camino que, por la GR-11, se dirige a Respomuso desde el embalse de La Sarra (Sallent de Gállego). Muchos coches aparcados, pensaba que iba a haber menos gente pero estaba equivocado. Mañana fresquita pero sin ser fría, temperatura ideal para andar; no hay nubes, solo un cielo que empieza a ser azul y una luna que quiere ser llena. 

Vamos recorriendo este conocido camino pasando por las distintas cascadas que lo cruzan y nos refrescan con las gotas que dejan escapar sobre nosotros.

Una de las numerosas cascadas que encontramos en el camino.

Dejamos atrás el desvío al Pico Arriel por el barranco de Soba, el Paso del Onso, el Llano Cheto y llegamos en mitad de una cuesta a un cruce de caminos perfectamente señalizado con dos flechas. Debemos abandonar el camino principal e internarnos en el bosque en dirección a los ibones de Arriel por el barranco del mismo nombre.

Bifurcación que indica dónde debemos abandonar el camino principal.
El camino es claro, hay senda y puntos/rayas de pintura roja marcando en todo momento la senda correcta. En unos minutos saldremos del bosque para llegar a juntarnos con el torrente que desagua de los ibones de Arriel; al principio iremos por su orilla orográfica izquierda para más tarde cruzarlo y empezar un ascenso más exigente que lo hecho hasta el momento. 
El sendero sube recto en pequeños zig-zags para luego hacer una lazada larga que nos deja en el pequeño ibón de Arriel (2 horas), la dirección está clara, hay que ir hacia donde sale el torrente de Arriel.

Ibón bajo de Arriel y los primeros rayos de sol.
Seguimos el camino, más adelante se junta con el que viene de Respomuso que lo veremos pronto pues va como en terraza hecha con piedras. En unos minutos estamos en el ibón bajo de Arriel, aquí la vista se amplía y vemos el Pico Palas enfrente, que recibe los primeros rayos de sol del día. Pronto estamos en el ibón alto de Arriel (2250m), aquí hacemos la primera parada del día para aprovisionarnos de agua y comer unos frutos secos que son muy bien recibidos por nuestros estómagos. Charla con un par de tipos de San Sebastián, majetes ellos y en marcha de nuevo.
 
Cuando llegamos a la mitad más o menos de esta parte del ibón alto de Arriel se abre a nuestra derecha como una especie de barranco, aquí debemos separarnos del camino que llevábamos, que va al Palas y tomar esta nueva dirección. Va cogiendo altura en cortas y duras lazadas, aquí vamos dejando abajo los ibones y las vistas cada vez son mejores.

Vista del Pico Arriel en la subida hacia el Ibón Chelau.

Después de algo menos de media hora desde que tomamos este desvío llegamos al curioso ibón Chelau del Balaitús (2404m), y digo curioso por el color de sus aguas, no eran claras y cristalinas como sus primos de allá abajo sino color turquesa. El lugar es precioso pero no podemos demorarnos demasiado pues queda bastante aún para llegar arriba. Hay que tener en cuenta además que éste será el último sitio donde coger agua. 

Así pues, lo vamos rodeando dejándolo a nuestra derecha y nos dirigimos hacia un resalte rocoso que, aunque se puede rodear por los dos lados, preferimos hacerlo por la izquierda pues vemos más hitos y unas trazas de senda más marcada que por el otro sitio. 
Esta senda se dirige hacia unas paredes oscuras que tenemos enfrente, es el contrafuerte SW del Balaitús. En un rato llegaremos al abrigo de André Michaud (2700m), pequeña cueva situada en la pared que, aprovechando un agujero en la misma ofrece sitio para unas cinco o seis personas. Es un buen lugar para cobijarse en caso de tormenta o para usarse como vivac de aproximación a la cima, aunque está algo sucio y no parece muy cómodo. 

Abrigo André Michaud. Frío y pequeño cobijo sólo para emergencias.

Desde el abrigo André Michaud seguimos la senda que se aproxima a las paredes que antes mencionaba. Son unas paredes altas y de color oscuro. Por la base de las mismas debemos ascender una canal pedregosa e incómoda que nos hace ganar altura en poco rato a costa de nuestros gemelos, claro. Cuando salimos de la canal llegamos a un pequeño llano donde podemos admirar, ahora sí, la Gran Diagonal en todo su esplendor. Impresiona ver a esos puntos de colores en mitad de esta cornisa, no son sino las personas que nos preceden o que vuelven después de hacer cima. En pocos minutos nosotros también estaremos ahí dentro, en esa balconada privilegiada que sin ser difícil técnicamente sí que sería fatal un resbalón a semejante altura, por lo que no es lugar para hacer tonterías.

Croquis de la Gran Diagonal vista desde el Pico Arriel.

Vista de la Gran Diagonal del Balaitús desde el principio de la misma.

Recogemos los bastones, aunque se puede seguir con ellos bastante tramo preferimos llevarlos en la mochila. Empieza lo bueno y disfrutamos del lugar y el momento mientras avanzamos por la cornisa, unas veces pegados a la pared y otras algo más separados para ir por rocas más sujetas al suelo, más firmes que los tramos de piedrecilla suelta.
 
La Gran Diagonal termina en el Collado des Isards, pero poco antes, en la salida de la misma se llega a un falso collado donde vemos el final de la Gran Diagonal y unos resaltes o agujas a nuestra derecha; pues bien debemos seguir unos metros por los hitos y girar totalmente a la derecha en un desvío, sin llegar hasta el final. Los hitos nos van llevando en zig-zag para ganar altura y llegar hasta la base de una chimenea que se sitúa a la derecha de la aguja más grande de las que vimos poco antes en el falso collado.

Llegando al final de la Gran Diagonal, cerca del collado des Isards.

Foto aclaratoria sobre la chimenea que debemos tomar para llegar a cima.

Sabemos que no nos queda mucho, por lo que la emoción, el cansancio y no sé si la altura hace que nos falte el aliento pero nada nos detiene ya, la chimenea no es difícil (II) aunque obliga a usar las manos en momentos puntuales. En la salida de la chimenea ya se ve a nuestra derecha la estructura metálica que corona la cima del Balaitús. En pocos metros llegamos, ya andando, hasta la cumbre. Nos ha costado unas cinco horas llegar aquí arriba, paradas incluidas.


Ramón recorriendo los pocos metros que nos separan de nuestro objetivo.

Ramón y yo en la cima del Balaitús. Es un gran día.

Yo en el vértice del Balaitús, con los horribles hierros que lo culminan.

El momento es especial, sabemos que estamos en uno de los monstruos del Pirineo. Las vistas, espectaculares pues se domina prácticamente todo el Pirineo y el día es claro, seguimos sin rastro de una nube, por lo que vemos multitud de picos perfectamente identificables. Enumerarlos daría para llenar un montón de líneas pero baste con nombrar a los cercanos Palas, Arriel, Frondellas… o irnos hasta el Anie, Acherito, Bisaurín por un lado o Infiernos, Vignemale, Taillón, Marboré por otro. 

Los picos de las Frondellas desde la cima del Balaitús.

El precioso Pico Palas visto desde el Balaitús.

Los Picos del Infierno destacan si miramos hacia la zona de Panticosa.

Y no podía faltar una mirada a esa otro coloso que es el Vignemale.
Nos hacemos unas fotos, pongo la camiseta de P3000 al vértice geodésico como tengo por costumbre hacer y comemos algo. Disfrutamos durante un buen rato de las vistas y charlamos animadamente con un francés sesentón, con gran experiencia montañera que nos relata en un más que aceptable español sus vivencias por este Pirineo, “el del sur” que tanto le gusta. 

Un detalle que me sorprendió es que siendo verano y sábado solo estábamos en la cima nosotros dos y el francés, pues un grupo de tres franceses ya se habían ido antes. Poca parroquia para un pico tan solicitado en verano pero desde luego mejor que fuese así, claro. 

Queda volver, y aunque nos quedaríamos aquí toda la tarde disfrutando del panorama debemos desandar lo antes recorrido, así que sin prisas pero sin pausa regresamos por donde vinimos, con una pequeña salvedad; cuando llegamos un poco más abajo del abrigo Michaud decidimos ir por la senda que se ve claramente marcada a nuestra izquierda según bajamos.

Zona del Pico e Ibones de Arriel. Qué bajos se ven desde aquí...

Ramón en el descenso de la Gran Diagonal. No entraña excesivo peligro.
Esta senda va al collado de Wallon y de ahí baja directamente al ibón bajo de Arriel. Con esta variante no sé si se gana o no algo de tiempo para la bajada pero la hace algo diferente y ya que es larga de por sí, por lo menos que no se haga tan pesada como volver exactamente por el mismo sitio. 

Al llegar al ibón bajo de Arriel decidimos parar a comer, que nos lo habíamos ganado… y luego regreso hasta el coche muy cansados pero también muy contentos de que todo hubiera salido a pedir de boca.